El trastorno somatomorfo o, lo que es lo mismo, el trastorno de síntomas somáticos es un trastorno bastante común ya que en población adulta su prevalencia se sitúa entre el 5 y el 7% (APA, 2013).
 
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Síntomas y criterios diagnósticos

Esta problemática se caracteriza por la presencia de uno o más síntomas somáticos que causan malestar clínicamente significativo o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria. Es decir, las personas que lo padecen sienten un gran malestar durante el día y esto afecta al transcurso de sus actividades diarias.
 
En este punto, es importante explicar lo que es un síntoma somático. Se trata de un síntoma que aparece en forma de dolor o fatiga, en estos casos el dolor e real pero no tiene una causa física u orgánica. 
 
Los síntomas pueden presentarse de diferente manera. A continuación, se muestran las presentaciones más comunes (Guzmán, 2011; Muñoz, 2009; Vicente, 2008):
  • Cansancio o fatiga.
  • Dolor de cervicales
  • Gases
  • Diarrea o estreñimiento
  • Dolor en el pecho (similar al dolor que se produce en el infarto)
  • Dolor de cabeza
  • Sensación de nudo en la garganta
  • Debilidad muscular
  • Disuria (dolor al evacuar la orina)
  • Pirosis (acidez)

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En este trastorno se originan pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con síntomas somáticos que se manifiesta mediante:

  • Pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de los propios síntomas.
  • Grado elevado de ansiedad acerca del salud o síntomas.
  • Tiempo y energía excesivos dedicados a estos síntomas o a la preocupación por la salud.
Estas personas tienden a ir frecuentemente al médico en busca de una solución a sus problemas. Sin embargo, después de realizar las exploraciones pertinentes no se encuentran causas físicas aparentes. Un dato bastante significativo es que entre 15 y el 25% de las consultas en atención primaria son por este tipo de síntomas. Además, estas personas normalmente piensan que el tratamiento médico o las pruebas que se les han efectuado no han sido las adecuadas y suelen buscar segundas opiniones.

Causas

Las causas no están claras, pero existen una serie de factores que pueden contribuir a la aparición y el mantenimiento: influencia de terceras personas (que otras personas se preocupen en exceso por los síntomas que uno padece), estrés, ansiedad, tener antecedentes familiares de enfermedad, etc.

Consecuencias

Las consecuencias son muchas y de gravedad, ya que estas personas piensan constantemente en los síntomas y esto les crea malestar y mucha preocupación. Te comentamos algunas:
  • Visitas constantes al médico. Consultan constantemente a especialistas con el objetivo de que encuentren el problema que tienen. Cuando los médicos no dan con el problema lo suelen atribuir a que no es un buen profesional y buscan otras opiniones.
  • Frustración. Cuando el médico no da con el problema se frustran y se enfadan.
  • Ansiedad. Los síntomas les generan ansiedad porque piensan que algo malo les está ocurriendo. Esto se vuelve un círculo vicioso que genera más ansiedad y se pueden producir más somatizaciones.
  • Malestar. Causada por los síntomas. 

¿Qué podemos hacer?

El primer paso es reconocer que el problema no es físico y que podemos superarlo si lo intentamos. Probablemente cuando acudas al médico para quejarte de los síntomas, te realicen una evaluación. Cuando esta evaluación es satisfactoria quédate tranquilo y haz lo posible por hacer desaparecer los síntomas. Al fin y al cabo, si te han realizado una evaluación médica y los resultados han sido buenos, no hay de qué preocuparse.
  • Descanso. Desconecta y tómate un tiempo libre, intenta descansar y liberarte del estrés del día a día. En muchas ocasiones estos síntomas aparecen cuando estamos cansados o estresados.
  • Relajación y respiración. Realiza técnicas de relajación como la relajación progresiva de Jacobson con el objetivo de adquirir las estrategias necesarias para poder relajarte cuando aparezcan los síntomas.
  • Técnica de parada de pensamiento. Esta técnica sirve para parar los pensamientos rumiantes, es decir, pensamientos a los que les damos muchas vueltas. Consiste en decir “stop” o “basta ya” cuando pienses que te duele algo.
  • Actividad física. Realiza actividad física y mantente activo y ocupado. Si estás ocupado realizando actividades, no estarás preocupándote por otras cosas.
  • Trabaja la ansiedad. Estudia cuál es el origen de la ansiedad e intenta ponerle solución
  • Pide ayuda. En ocasiones estos síntomas pueden hacer que nos deprimamos y que tengamos altos niveles de ansiedad. Si te ocurre esto, te recomendamos que pidas ayuda a un profesional.
En resumen, el trastorno de síntomas somáticos es una problemática relacionada con la aparición de síntomas que no tienen ninguna causa física. Estos síntomas pueden llegar a ser muy molestos y pueden interferir en nuestra vida diaria. Tienden a manifestarse en forma de dolores de estómago, nudo en la garganta, dolor torácico o cefaleas. Las causas son desconocidas, pero suele presentarse en personas con altos niveles de estrés y ansiedad. El primer paso para hacerles frente es reconocer que existe un problema y que nosotros tenemos la llave para ponerle solución. 
 
Recuerda que tal y como dijo Alain Émile Chartier (1385-1433), escritor y diplomático francés:

"El hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo."

 


Referencias bibliográficas

American Psychiatric Association (APA). (2013). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5a. ed.). Washington, DC.

Guzmán, R. E. (2011). Trastorno por somatización: su abordaje en Atención Primaria. Revista Clínica de Medicina de Familia, 4(3), 234-243. https://dx.doi.org/10.4321/S1699-695X2011000300009

Muñoz, H. (2009). Somatización: consideraciones diagnósticas. Revista Med, 17(1), 55-64.

Vicente, J. P. (2008). Aspectos menos conocidos de la enfermedad por reflujo gastroesofágico: pirosis funcional y reflujo no ácido. Gastroenterol Hepato, 31(8), 522-529.