En muchas ocasiones escuchamos hablar sobre el autocontrol, la autorregulación y la fuerza de voluntad. Sin embargo, no son lo mismo y hoy vamos a establecer cuáles son las diferencias entre ellos.

¡Comenzamos!

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Autorregulación, autocontrol y fuerza de voluntad

Se utilizan los términos de autorregulación, autocontrol y disciplina de forma indistinta, pero no son lo mismo.

  • Autorregulación. Ocurre cuando una persona dirige su conducta, pero las modificaciones que hace no suponen el control de ninguna respuesta conflictiva.
  • Autocontrol. Es cuando se intenta regular una conducta conflictiva. Un requisito para que ocurra el autocontrol es que se ponga en marcha sin ninguna obligación exterior ya sea física o social. Por eso, la apalabra lleva el prefijo "auto". 
  • Fuerza de voluntad. Es una variable de personalidad. Pensar que el autocontrol es un rasgo de personalidad, no es práctico porque entonces significaría que no se puede realizar un entrenamiento.

Por lo tanto, cuando queremos modificar nuestra conducta debemos hablar de autocontrol y no de fuerza de voluntad o de autorregulación. 

¿Cómo podemos entrenar nuestro autocontrol?

En la terapia cognitivo conductual se utiliza el siguiente entrenamiento para aumentar el autocontrol: 

  1.  Autoobservación. Antes de nada es muy importante detectar la conducta y darse cuenta de su ocurrencia. Se han de operativizar los problemas para poder conseguir datos de los problemas y las relaciones que existen entre los problemas y nosotros mismos. 
  2. Establecimiento de objetivos. Establecer qué nivel de control se quiere alcanzar con el entrenamiento. 
  3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución. Se deciden las técnicas concretas de autocontrol y se establecen las reglas de conducta.
  4. Aplicación de las técnicas en contexto real. Se trata de la puesta en práctica. Los pasos a seguir son:
    1. Identificación de la situación problema. Es importante que sepamos identificar cuál es el problema. 
    2. Aplicación de la técnica adecuada. De la misma manera, es importante que seleccionemos la técnica adecuada para poder poner solución al problema. Además, deberemos aplicarla en un contexto real. 
    3. Autoevaluación. Deberemos evaluar si hemos actuado correctamente o no. 
    4. Autorrefuerzo o autocastigo. Si hemos actuado bien, podremos premiarnos con algo (autorrefuerzo), en el caso de que hayamos actuado mal, podremos autocastigarnos. 
    5. Autocorrección. Si no se ha alcanzado los criterios establecidos hay que estudiar si el problema está en la autoobservación, la aplicación de la técnica o en la autoevaluación.
  5. Revisión de las aplicaciones. Revisar las aplicaciones concretas realizadas, analizando las dificultades y problemas.

¿Qué técnicas para fomentar el autocontrol existen?

Es importante entender que para que estas técnicas sean eficaces es necesario entrenarlas. Existen dos tipos de autocontrol:

  • Autocontrol decisional. En este caso sería evitar los estímulos problemáticos. Por ejemplo, evitar pasar por un bar si tenemos un problema con el alcohol.
  • Autocontrol demorado.  Sería utilizar técnicas para poder pasar delante del bar sin entrar en él. 

Además, estas técnicas se dividen en dos grandes grupos. Las vamos a explicar poniendo ejemplos prácticos para su mejor entendimiento:

  • Control estimular.  Lo que se hace es ejercer control sobre los estímulos que están haciendo que la respuesta problemática aparezca. Se puede hacer de la siguiente manera: 
    • Restricción física. Prevenir una respuesta (ponerse guantes para no comerse las uñas).
    • Eliminación de estímulos. Sacar la TV de la sala de estudio para no entretenernos con ella. 
    • Cambiar los estímulos discriminativos. Por ejemplo, fumar solo en determinados sitios. 
    • Cambiar el medio social. Introducir a una persona en el entorno para que su presencia haga que no se produzca la respuesta (por ejemplo, que una persona vaya contigo para que no entres a un bar).
    • Modificar las propias condiciones físicas o fisiológicas. Por ejemplo, comer algo antes de ir a comprar para evitar comprar cosas que no se necesitan. 
  • Programación conductual. La intervención se realiza a posteriori, manipulando las consecuencias de la respuesta una vez que ha tenido lugar.
    • Autorreforzamiento. Los requisitos son que el sujeto emita la conducta libremente y que se entregue el refuerzo de forma contingente y a sí mismo (autoadministrado).
      Es importante determinar qué criterios conductuales y qué cantidad de refuerzo se obtendrá por cada conducta. Cuando el sujeto decide los criterios del reforzamiento se habla de reforzamiento autodeterminado. Se le debe enseñar la importancia de la sistematicidad en el cumplimiento del programa.

Puedes encontrar más información sobre estas técnicas en: ¿Cómo utilizar el refuerzo y el castigo?