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LA AUTOESTIMA

La autoestima es el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos sobre uno mismo, podría decirse que es la visión subjetiva o el concepto personal que tenemos de nosotros mismos y nuestras capacidades, cómo nos vemos, la manera en la que juzgamos todos los aspectos de nuestra vida.

Por lo tanto, la autoestima se genera a partir de los sentimientos, sensaciones, pensamientos y experiencias sobre nosotros mismos que se han ido produciendo en el transcurrir de nuestra vida.

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No hay que entender la autoestima como una mera valoración de los aspectos que consideramos positivos en nosotros mismos si no como la suma de las cualidades positivas y negativas, pues supone que nos aceptemos como somos ya que todos tenemos virtudes y defectos.

No se trata de crear una valoración comparativa con los demás sino más bien aceptarnos, respetarnos, saber perdonarnos nuestras faltas y tener, en términos generales, confianza en nosotros mismos. Una confianza basada en la honestidad, que no pretende estar presente en todo momento sino que nos permite admitir nuestras limitaciones y defectos como algo natural. Así, incluso cuando fracasamos o nos frustramos por algo, se consigue que no perdamos el respeto por nosotros mismos, que no dejemos de aceptarnos y que no se produzca una merma de nuestra autoestima.

CUALIDADES DE UNA AUTOESTIMA ADECUADA

Para desarrollar una autoestima adecuada se vuelve necesario desarrollar ciertos aspectos:

  • Autoconocimiento: ser conscientes de nosotros mismos, nuestros deseos y necesidades, nuestros sentimientos, emociones, creencias y principios. También ser conscientes acerca de nuestro comportamiento con los demás, lo que solemos hacer, ocultamos, nos perjudica o nos limita.
  • Aprecio: apreciarnos realmente como personas que somos, dignas de respeto valoración y cuidado.
  • Autoaceptación: saber aceptar no solo lo positivo, también nuestras limitaciones, errores y defectos, sin que ello signifique no aspirar a superarlas, más bien no castigarnos por ellas, pues son parte de nosotros y algo natural a todas las personas.
  • Cuidarse: prestar atención y cuidado de nuestras propias necesidades, tanto físicas como mentales.
  • Autoafirmación: si nos conocemos, nos aceptamos y queremos, seremos capaces de comunicar con claridad a los demás cuáles son nuestras necesidades, deseos, emociones y sentimientos.
  • Responsabilidad: hacernos responsables de nuestra vida y bienestar, es decir, no esperar que otros nos solucionen los problemas o nos proporcionen la felicidad que anhelamos.

Cuando hablamos de autoestima resulta conveniente realizar una diferenciación entre cómo uno es y cómo le gustaría ser o cuál sería su imagen ideal de sí mismo. Cuando la diferencia entre la realidad y la idealización sobre uno mismo es muy grande, la persona encuentra dificultades en admitirse tal y como es, es decir, no se acepta a sí misma. Aceptar los propios defectos, en lugar de ignorarlos, es una estrategia muy útil que nos facilita cambiarlos, siempre y cuando se vean como algo natural, como algo que todo el mundo tiene.

Otro aspecto importante en torno a la autoestima es preguntarse a quién se intenta gustar, ¿a nosotros mismos o a otras personas? Muchas veces la causa de una baja autoestima se debe a los estándares muy altos y rígidos que otras personas han puesto sobre nosotros, por ejemplo, un familiar, profesores u otras figuras que nos han puesto metas muy altas que no hemos sido capaces de alcanzar. Tenemos que tener siempre presente que nuestro principal objetivo es gustarnos a nosotros mismos, saber reconocer que los objetivos que otras personas proyectan sobre nosotros nos resultan perjudiciales.

La autoestima también se ve modificada en base a los logros alcanzados. la vida no se trata de estar consiguiendo siempre logros para después superarlos y así constantemente. En este caso, en el que la autoestima se basa únicamente en los logros alcanzados, podríamos afirmar que no es una autoestima verdadera pues no se basa en la aceptación personal tanto de nuestros logros como de nuestros fracasos.

BAJA AUTOESTIMA

Si una persona se rechaza a sí misma, no sé gusta o no le gusta parte de sí, podemos hablar de baja autoestima. La baja autoestima no es algo que nace a consecuencia de los demás, incluso cuando estos puedan en cierto modo colaborar a ella (críticas, exigencias...), sino que se debe a nuestra percepción de nosotros mismos, se genera a través de nuestro propio criterio y por tanto es nuestra responsabilidad actuar al respecto.

El problema real no reside tanto en si tenemos sobrepeso, defectos físicos, somos torpes o no tuvimos éxito en algo, sino en la actitud que se toma ante todo ello, una actitud que normalmente nos lleva a agrandar el problema de forma que incluso somos capaces de no tener en cuenta y ocultar el resto de aspectos que son positivos. Al final terminamos generalizando, por ejemplo, si hicimos algo mal es que todo lo hacemos mal, sin tener en cuenta el sinfín de cosas que seguramente habremos hecho bien; si tengo la nariz grande soy feo, y no importa por ejemplo, si tengo una sonrisa bonita, o que a otras personas les resulte atractivo tanto yo como incluso mi nariz.

En definitiva, los aspectos negativos se sobrevaloran mientras que los positivos se infravaloran, a veces llegando hasta a ignorarlos.

La aparición de una baja autoestima también se ve favorecida por personas que presentan ideas irracionales de perfeccionismo, esto las lleva a exigirse demasiado y por consiguiente ser muy críticas consigo mismas. Si no llegan al máximo alcanzable, todo lo que está entre medias lo consideran un fracaso pues siempre están evaluándose y comparándose con su Yo ideal, un prototipo al que aspiran que suele ser inalcanzable.

Esto les lleva a experimentar una alta necesidad de ser aprobados por los demás y en consecuencia ser muy vulnerables a las críticas que puedan recibir, las cuales siempre darán por válidas sin hacer un juicio racional sobre si dicha crítica se basa en algo real y verídico. Incluso es posible que lleven este proceder más al extremo, interpretando de forma errónea las palabras de los demás con el objetivo de justificar la opinión negativa que de sí mismos tienen. Por ejemplo, si acerca de una actividad o trabajo alguien les dice "está bien pero esta parte se puede mejorar", la persona con baja autoestima interpretará "está fatal en su totalidad".

Esta interpretación absoluta será debida a que estas ideas irracionales suelen ir acompañadas de la distorsión cognitiva denominada pensamiento polarizado o pensamiento "todo o nada", qué lleva a la persona a pensamientos del tipo "o lo hago todo bien o soy un fracaso".

Otro aspecto relativo al déficit de autoestima sería la memoria selectiva. Se recordaría siempre o casi siempre la situación en que se fracasó, mientras que las que no, serían olvidadas. De esta manera siempre se saca a colación los recuerdos más penosos del pasado.

A consecuencia de todo lo anterior, la baja autoestima es una fuente constante de malestar psicológico, de sentimientos y emociones negativas sobre nosotros mismos que alteran indudablemente nuestro estado de ánimo para peor y nos dificultan diversas facetas de nuestra vida: relaciones sociales laborales sentimentales sexuales. También nos lleva a desarrollar conductas de evitación, debido a la inseguridad que nos genera.

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CARACTERÍSTICAS DE LA BAJA AUTOESTIMA

La baja autoestima de una persona en relación a sus comportamientos, pensamientos , sentimientos y relaciones, se caracteriza por:

  • Tener escasa iniciativa: a causa de la inseguridad, la persona espera que otros le digan cómo actuar en vez de tomar el timón de su propia vida y comportamientos.
  • Dependencia de los demás: la inseguridad y necesidad de ser aprobado por los demás ponen en jaque su autonomía. Al necesitar la valoración de los demás, constantemente les está pidiendo su opinión para evaluar si es aceptado por otras personas. Esto lleva a la persona a tener un déficit de confianza en su criterio personal, por lo que normalmente no se atreve a llevarlo a la práctica, por lo menos sin el apoyo de otra persona.
  • Baja tolerancia a la frustración: al más mínimo problema la persona se frustra, motivo este que fortalece su idea de que no es capaz, de que no vale para nada. Esto le lleva a no saber soportar las críticas, reaccionando con actitud defensiva y/o depresiva.
  • Infravalora sus logros: sentirse poco capaz le lleva a que cuando consigue algo lo achaque a factores externos en vez de a sus propias capacidades y virtudes. Por el contrario, si se atribuye los errores ocurridos.
  • Evitación de situaciones nuevas: tener la percepción de que no va a conseguir salir airoso de una situación nueva le genera ansiedad, de forma que simplemente las evita aunque esto le llevé a perderse numerosas oportunidades a lo largo de su vida, lo cual acrecentará nuevamente su baja autoestima.
  • Reprime sus opiniones, emociones y sentimientos: oculta su intimidad, no fuera a ser que está provoque rechazo en los demás. No olvidemos la constante necesidad de aprobación que tienen las personas con baja autoestima. De esta manera nunca contradice la opinión mayoritaria ni se atreve a poner límites al resto, tanto a nivel social como emocional.
  • Sentimientos de inferioridad: la costumbre de restarle valor a sus propios logros y dárselo a sus errores le lleva a experimentar sentimientos de inferioridad, a considerarse inferior al resto.
  • Autoexigencia y perfeccionismo: la persona con baja autoestima normalmente se marca unas metas muy elevadas y rígidas, la mayor parte de las veces, objetivamente hablando, inalcanzables. Por tanto, no alcanzará satisfacción en su conducta excepto que está no tenga ni un solo fallo.

CONSULTA A PSICÓLOGOS

Si tienes déficit de autoestima, si no tienes una valoración positiva de tí mismo, ponte en contacto con psicólogos profesionales y da el primer paso hacia aceptarte y quererte.

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