La asertividad, como habilidad social y comunicativa, nace del hecho de otorgarnos nuestros propios derechos para expresar nuestras propias opiniones y defenderlas, sin perjuicio de las ideas o pensamientos de los demás y siempre en el marco de los derechos fundamentales, haciendo valer la premisa de que debemos respetar para que nos respeten.
La asertividad nos ofrece la oportunidad de ser nosotros mismos y mostrarnos de una forma honesta, transparente y sincera, tomando de manera consciente un estado de autoconfianza que nos aleje de situaciones que nos generen emociones como la ira o estados de estrés y ansiedad.
Todo ser humano se expresa en el trascurso de sus actividades cotidianas, las cuales son situaciones en las que nos es imprescindible poner en práctica nuestras habilidades sociales para participar de una conversación.
Los 3 estilos de comunicación.
Todos las personas tenemos un estilo preferente de comunicación, ya sea el pasivo, el agresivo o el asertivo.
Estilo Pasivo.
En este estilo se defienden los derechos e intereses de los demás como algo fundamental por encima de las necesidades de uno mismo.
Las emociones que suelen experimentar las personas que muestran este estilo de comunicación son frustración, ansiedad e impotencia, mientras que la conducta verbal que exhiben está trufada de bloqueos en el habla, nerviosismo y silencios. Las personas pasivas exteriorizan sus sentimientos y opiniones de manera insegura, mostrando indecisión y dificultad para rechazar solicitudes y encargos.
Además, condicionan sus comportamientos a las peticiones del resto, olvidando lo que piensan o sienten ellos mismos y recurriendo, en ocasiones, a explosiones emocionales incontroladas, cuando su nivel de frustración les sobrepasa.
De cara a los demás el comportamiento de los pasivos genera a su vez frustración, pues es difícil saber cuales son las verdaderas necesidades y pensamientos de los pasivos.
Estilo agresivo.
Este estilo muestra un tipo de comunicación rígida y rigurosa, llegando a expresarse de manera inadecuada y severa hacia los demás. La persona agresiva tiende a generar nerviosismo, ansiedad y sentimiento de culpabilidad en el otro. Asumen los enfrentamientos como algo personal que únicamente puede derivar en el éxito o la derrota, dejando de lado los sentimientos y las necesidades del resto. Anteponen "la sinceridad", que en muchos casos raya la impertinencia, a las ideas y sentimientos de los demás, pudiendo incluso llegar a la agresividad física.
De cara a los demás, los agresivos suelen ser "personas a evitar" ya que su manera hostil de expresarse y comunicarse genera un ambiente enrarecido y tenso.
A la larga, tanto el estilo agresivo como el pasivo pueden llegar a provocar un aumento de la situación de aislamiento social en los individuos, llevando a estados de ánimo negativos, situación que se irá retroalimentando con cada nueva interacción social, llevando a estas personas a episodios de depresión, estrés o ansiedad.
Estilo asertivo.
La persona asertiva es plenamente consciente de sus derechos y disfruta de su sensación de control emocional. Su tranquilidad lo lleva a respetarse y autoaceptarse, gracias a que tiene claro lo que quiere y siente en cada momento.
Esto se traduce en una postura corporal relajada, un tono fluido, mensajes claros y concisos, así como un tratamiento de las necesidades de los demás dándoles el mismo valor que a las propias.
Estas características consiguen que las personas asertivas creen confianza y sirvan de ejemplo ante los demás a la hora de expresarse libremente sin herir los sentimientos de los demás.
La asertividad consigue que las relaciones personales mejoren y sean más productivas, además de ayudar en la comunicación y facilitar las emociones positivas. La importancia de la asertividad radica en una sensación de equilibrio emocional, lejos del carácter pasivo o agresivo que genera aislamiento, estrés o ansiedad, además de fomentar un incremento de autoestima y un desarrollo de las habilidades sociales hasta llegar a una total confianza en las relaciones con los demás para construir vínculos más provechosos.
Los modelos de conducta.
Los modelos de conducta guían nuestro aprendizaje y lo sitúan en un estilo de comunicación u otro.
Por tanto, la persona no nace siendo asertiva, cultiva su habilidad socialmente y la refuerza con el paso del tiempo. Nuestra imitación de las conductas en la esfera colectiva y la observación de los modelos de nuestro entorno, ya sea en núcleos familiares, de amistad o laborales, condicionan el estilo final que adoptamos.
El apoyo recibido desde el exterior también se considera fundamental para un correcto crecimiento comunicativo. De esta forma, si el soporte ha sido positivo, nos inclinaremos más por actitudes asertivas, mientras que, si por el contrario las conductas asertivas han sido castigadas por el entorno, nuestra asertividad mutará en comportamientos agresivos o pasivos.
Por tanto los modelos de conducta y el refuerzo o castigo que recibimos de nuestro entorno es una pieza clave para la modulación de nuestro estilo de expresión.
Técnicas asertivas.
Existen técnicas que ayudan a desarrollar la asertividad de forma eficaz.
Negociación.
Entre ellas destacamos la negociación, la cual trata de aplicar una estrategia práctica para llegar a un acuerdo con el otro, de forma que se consigue un beneficio mutuo. Esta estrategia esta integrada por unas fases bien diferenciadas.
- La fase de preparación a la negociación incluye una disposición personal para llegar a un acuerdo y la legitimación del otro como interlocutor válido. Si no se dan estás dos premisas es inviable llegar a acuerdos.
- La fase de exposición es la siguiente etapa. En ella se exponen aquellos aspectos principales sobre los que queremos negociar y cuales son los objetivos que nos gustaría alcanzar. También exponemos cuales podrían ser los beneficios que se obtendrían si se llegara a un acuerdo.
- La fase siguiente es la de negociación propiamente dicha y es donde se van estableciendo los puntos comunes y de encuentro a través de las opiniones, necesidades y deseos de las partes. También en esta fase se establecen las concesiones que puede hacer cada parte para llegar a un acuerdo. De esta manera se va trazando un acuerdo del tipo "yo gano y tu ganas" en el que las dos partes están satisfechas con el acuerdo, en vez de los acuerdos "yo gano tu pierdes" propios de los agresivos o los acuerdos "yo pierdo tu ganas" propios de los pasivos. En estos últimos, una de las partes se sentirá insatisfecha por lo que la probabilidad de que se rompa el acuerdo aumenta.
- La última fase es la de aceptación del acuerdo. En esta fase las dos partes reconocen el acuerdo como válido y se comprometen de forma voluntaria a respetar dicho acuerdo.
Técnica DESC.
Otra técnica asertiva es la denominada técnica DESC, que es muy útil para pedir cambios de conducta o comportamiento a los demás cuando éstos comportamientos generan en nosotros malestar. Esta técnica nos ayudará a expresar de manera clara y concisa nuestro malestar sin que esto suponga generar un conflicto.
Al igual que la técnica de la negociación está compuesta por diferentes fases:
- La primera de ellas es la fase de Descripción, en esta fase exponemos de forma descriptiva aquella conducta que exhibe el otro y que nos genera malestar, pero sin emitir juicios de valor sobre la conducta o la persona.
- La segunda fase es la etapa que llamaremos Emoción, en ella comunicamos como nos sentimos cuando la persona tiene ese comportamiento. En esta fase es muy importante hablar en primera persona: "yo me siento...", "yo pienso...", en vez de desde la segunda persona "tu me haces sentir...", "Tu piensas que...".
- La tercera fase es la de sugerencia, en esta lo que hacemos es sugerir que comportamiento o conducta nos gustaría que la persona hiciera en lugar de la que hace. En esta fase es importante expresarse en base a la sugerencia y no a la exigencia.
- La última fase, es la de las consecuencias, y en ella comunicamos a nuestro interlocutor cuales son los beneficios que se obtendrían si se estableciera un cambio en su conducta.
Saber decir no.
Por ultimo, destacamos otras dos técnicas muy eficaces a la hora de negarnos a hacer algo que otra persona nos pide.
Todos en algún momento nos hemos encontrado en situaciones en las que alguien nos ha pedido algo que nosotros no queremos hacer por alguna circunstancia, o bien porque no nos sentimos cómodos haciendo lo que nos piden, porque tenemos otras prioridades en ese momento, etc. Sea por la circunstancia que sea todos tenemos el derecho legítimo de decir no, y aunque como decimos, todos tenemos nuestro derecho legítimo para decir no, no siempre este derecho va a a ser respetado y la persona que nos pide puede insistir para que finalmente cedamos a sus peticiones.
En estas situaciones podemos poner en marcha la "técnica del disco rayado" que consiste en perseverar en nuestra negativa, dando la misma respuesta a los argumentos del otro. Así por mucho que insista nuestra respuesta seguirá siendo la misma.
Otra técnica, que es muy útil en estos caso es la llamada técnica del "banco de niebla" que supone estar de acuerdo en parte con el otro aunque estar de acuerdo no supone cambiar nuestra opinión.
En esta técnica pueden servir frases como "quizá estés en lo cierto, pero en cualquier caso mi respuesta sigue siendo la misma" o "Es posible que tengas razón, no obstante no estoy interesado en lo que me propones".
Conclusiones.
La asertividad como otras tantas habilidades no nace de un "talento natural" sino de un aprendizaje a través de las experiencias personales y como todo aprendizaje se puede desarrollar a través de técnicas y estrategias que podemos integrar en nuestro repertorio de conductas.
Por tanto si actualmente tu estilo de comunicación es pasivo o agresivo, recuerda que puedes aprender a ser asertivo, lo cual te ayudará a establecer relaciones sinceras y satisfactorias sin que seas presa de estados emocionales como la ira o la ansiedad.