Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), conocidos también como trastornos de la alimentación, son manifestaciones de problemas emocionales a través de conductas anormales en los hábitos alimentarios.

En este artículo te contamos cuáles son las denominaciones de las diversas patologías, para que puedas reconocerlas y prevenirlas a tiempo.

¿Qué son los trastornos de la alimentación?

Los trastornos de la alimentación se caracterizan por la adopción de actitudes y conductas nocivas frente a la comida. Pensamientos recurrentes en torno al peso, la forma del cuerpo y la obsesión por las calorías que se ingieren, son algunos de los puntos que caracterizan el desarrollo de este tipo de problemas. Sin embargo, el tipo de obsesión y la forma en la que se desarrolla es diferente dependiendo del trastorno específico que se padezca.

Las personas con algún trastorno de la alimentación no tienen específicamente un problema con la comida; sino que es justamente su rutina alimentaria el espacio en el que han conseguido canalizar problemas emocionales serios cuyo origen es una percepción errónea de su identidad y de su cuerpo.

Debemos aclarar que cuando hablamos de trastornos de la alimentación no necesariamente nos estamos refiriéndonos a problemas que se noten a simple vista. Muchas personas que los padecen aparentan una buena salud; y sin embargo, experimentan una relación compulsiva con la comida.

Es importante decir también que puede afectar a individuos de cualquier edad o sexo, aunque la prevalencia en cuanto al sexo es mayor en mujeres y en cuanto a edad es mayor a adultos jóvenes. Su desencadenamiento es el fruto de la combinación de factores de tipo genético, psicológico y conductuales, que se funden en una realidad concreta que resulta difícil de afrontar para alguien. Y que la llevan a desarrollar una relación obsesiva con la comida, modificando su conducta alimentaria.

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Clasificación de los trastornos de la alimentación

Dependiendo del tipo de relación que se mantenga con la comida y cuales sean las conductas que acompañan a dicha relación, estaremos ante diferentes tipos de patología.

Los más frecuentes, y que implican serios problemas en la salud emocional y física de las personas, son la anorexia nerviosa (AN), bulimia nerviosa (BN), trastorno por atracón (TA) y diabulia. Existe una quinta clasificación que “TCA no especificados” y que sirve para denominar aquellas patologías relacionadas con la alimentación pero que no reúnen todos los criterios diagnósticos que caracterizan a las anteriormente mencionadas.

Llegado este punto es imprescindible comentarte que los trastornos de la conducta alimentaria representan un riesgo para la salud mental y física de las personas que los padecen, por eso es tan importante conocer los síntomas propios de cada uno de ellos, para poder detectar anomalías en la rutina alimentaria nuestra y de nuestros seres queridos. Comprender a tiempo la situación en la que estamos es vital para actuar en consecuencia, y tomar las decisiones adecuadas para resolverla.

Anorexia Nerviosa

Se la denomina también simplemente anorexia, su aparición es mayor en la adolescencia que en edades más avanzadas. Estudios relacionan la aparición a estas edades con la magnitud de los cambios biológicos, psicológicos y de redefinición del papel social en esta etapa de la vida junto a la preocupación por el culto a la belleza tan notable en nuestras sociedades actuales.

El síntoma más relevante de la anorexia es una disminución brusca de la masa corporal, como resultado de una abstinencia de alimentos prolongada y del sometimiento a intensas rutinas de ejercicio. Dicho comportamiento es motivado por un miedo irracional a aumentar de peso.

Las personas con anorexia se sienten disconformes con su cuerpo y se someten a este régimen extremo para conseguir estar delgadas. Su obsesión se vuelve el único pensamiento de sus vidas y las lleva a desconectar completamente de la realidad: siendo incapaces de ver las consecuencias a las que esa inadecuada rutina alimentaria las está llevando. De este modo, ponen en riesgo su salud, sin poder evitarlo; porque una fuerza compulsiva las obliga a continuar en esa línea de comportamiento.

Bulimia nerviosa

La bulimia nerviosa, llamada generalmente simplemente bulimia, es otro trastorno de la alimentación. Quienes la padecen, sin embargo, presentan una actitud compulsiva frente a la comida, lo que diferencia esta patología de la anorexia.

Las personas con bulimia experimentan una pérdida de control que las lleva a comer todo lo que encuentran sin pensarlo. Después de estas crisis compulsivas, las invade el sentimiento de culpa y el miedo acérrimo a aumentar de peso; para contrarrestar la situación, acuden a los vómitos o al uso de laxantes o diuréticos con el fin de eliminar las calorías que acaban de ingerir.

A diferencia de las personas con anorexia, quienes padecen bulimia suelen presentar un peso saludable o estar un poco por encima de su peso normal. Saber detectar los casos de bulimia, por tanto, suele ser más difícil, por lo que es importante estar atentos al comportamiento de quienes podrían estar soportando la presión de un trastorno de este tipo.

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Trastorno por atracón

Otro de los problemas de salud relacionados con la alimentación es el trastorno por atracón. Se asemeja a la bulimia nerviosa, porque quien la padece desarrolla una relación compulsiva con la comida; sin embargo, en este caso las crisis no vienen acompañadas de mecanismos de purga.

Las personas con trastorno por atracón experimentan esa pérdida de control de la conducta frente a los alimentos y en esos momentos ingieren grandes cantidades de calorías. Cuando las crisis ceden, aparece el sentimiento de culpa.

En ocasiones este trastorno es acompañado de depresiones crónicas y como las sucesivas crisis provocan un aumento considerable en el peso, el paciente se siente mal consigo mismo y adquiere un comportamiento de aislamiento que lo lleva a sentirse triste y a recurrir nuevamente a la comida. Se crea así un círculo pernicioso del que le resulta muy difícil desprenderse.

Vigorexia

La vigorexia es otro de los trastornos de la alimentación. Recibe también el nombre de anorexia inversa y dismorfia muscular, y se caracteriza porque quien la padece teme estar demasiado delgado o frágil y se somete a toda clase de tratamientos con tal de aumentar su masa muscular.

Si bien la vigorexia en sí misma no presenta como elemento principal una relación obsesiva con la comida, se la incluye dentro de este grupo debido a que comparte patología con el resto de los problemas alimentarios.

Las personas con vigorexia tienen una forma distorsionada de percibir su propio cuerpo; asimismo su baja autoestima las lleva a convencerse de que necesitan mejorar su aspecto físico para alcanzar la felicidad. Este trastorno suele ser más frecuente en los hombres, y se desarrolla generalmente entre los 18 y los 35 años.

El sometimiento que se imponen las personas con vigorexia —rutinas extremas de ejercicio y a una alimentación basada en gran medida en carbohidratos (a veces acompañada del consumo de anabolizantes u hormonas para potenciar el desarrollo muscular) —, si no es detectado a tiempo, puede poner en peligro su integridad física.

Diabulia

La diabulia es otro de los TCA y es un trastorno similar a la anorexia, aunque su peculiaridad es que se presenta en insulinodependientes.

Se caracteriza por una obsesión con el cuerpo y la delgadez y la búsqueda de rutinas alimentarias que colaboren con la disminución de la masa corporal. El mecanismo que adoptan estas personas para conseguirlo es omitiendo sus dosis de insulina. Como te imaginarás, las consecuencias de este comportamiento pueden ser muy graves; por esta razón, es muy importante estar atentos para poder detectarla a tiempo.

Cuando disminuye la insulina en el cuerpo, las células no pueden utilizar la glucosa de la sangre para producir la energía; lo que provoca que así como ingresa en el cuerpo, la glucosa sea eliminada a través de la orina. El resultado es la pérdida de peso a causa de la incapacidad del organismo para sintetizar correctamente los alimentos; pero a la larga puede derivar en serios problemas de salud.

¿Se pueden curar los trastornos de la alimentación?

La superación de este tipo de trastornos exige de un tratamiento terapéutico. A través de la terapia psicológica. Generalmente la ayuda terapéutica va acompañada de un tratamiento clínico; entre ambas terapias, intentarán ayudar al paciente a desarrollar nuevas conductas de alimentación y actividad física, que transformen las obsesiones en acciones positivas y saludables.

Con un buen tratamiento, los trastornos de la alimentación pueden controlarse e incluso dejarse atrás. Así que, si estás padeciendo alguno de estos problemas, no dudes en buscar ayuda para mejorar tu calidad de vida. ¡Mucho ánimo!