El empoderamiento, también conocido como empowerment, es un concepto que ha cobrado importancia en los últimos tiempos. Por ello, vamos a dedicar la entrada de hoy a hablar sobre qué es, cuál es su origen y qué papel juega en la promoción de la salud.

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¡Empezamos!

¿Qué es el empoderamiento? ¿Cuál es su origen?

Empowerment, traducido al castellano como empoderamiento, surgió en Estados Unidos, durante los años sesenta. Este fenómeno se creó en respuesta a los movimientos de derechos civiles, vinculados a ideologías sociales y políticas que revelaban una opresión y reclamaban la equidad (Erazo, Jiménez y López, 2014).

De este modo, Julian Rapport en 1977 (citado en Rapport, 1981) es la primera persona que utiliza este concepto para referirse al empoderamiento como

El proceso por el que las personas, las organizaciones y las comunidades adquieren o mejoran su capacidad de control sobre sus vidas.

Este nuevo modelo tiene como objetivo mejorar el bienestar y la calidad de vida con la potenciación de recursos individuales, grupales y comunitarios (Buelga, 2007).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, la OMS (2010) define el empoderamiento como: el proceso de vencer una situación de impotencia y adquirir control sobre la propia vida. Mencionan también, que este proceso consta de cuatro pasos: autoconfianza; participación en las decisiones; dignidad y respeto; y pertenencia y contribución a una sociedad más plural.

Por ello, según esta perspectiva, para que haya promoción de salud, los individuos y colectivos tienen que ser capaces de realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de transformar el medio o adaptarse a él (Resende, 2008).

¿Cuál es la relación entre empoderamiento y salud?

Haciendo alusión a los orígenes de este nuevo modelo de Promoción de la Salud, este se creó a partir de los años 70 en Canadá, Inglaterra, EE.UU., Australia y Nueva Zelanda. En los años 80 se hizo necesaria una nueva actualización del modelo de Promoción de la Salud en el que fue muy importante la “Declaración de Alma-Alta” realizada en 1978.

La anterior considera que justicia social, equidad, educación, saneamiento, paz, vivienda, salario digno, estabilidad del ecosistema y sustentabilidad de los recursos naturales son prerrequisitos esenciales para la salud de la población.

En el mismo sentido, también fue muy importante la “Carta de Ottawa” realizada en 1986. Esta carta es un documento que resume el consenso alcanzado por los representantes de 35 países en Primera Conferencia Internacional de Promoción de la Salud. Todo esto hizo que se crease un proyecto llamado por muchos "Nueva Promoción de la Salud" (Resende, 2008).

Es importante mencionar que tanto la “Declaración de Alma-Ata” como  la “Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud”, reconocen la importancia del empoderamiento para la prevención y la Promoción de la Salud (OMS, 2010).

Asimismo, es importante mencionar que el empoderamiento en salud puede dividirse en empoderamiento de la salud para el individuo o para la comunidad. Por un lado, el empoderamiento para la salud del individuo hace referencia a la capacidad de la persona para tomar decisiones y ejercer control sobre su vida personal. Por otro lado, el empoderamiento para la salud de la comunidad se refiere a que los individuos actúen colectivamente con el fin de conseguir una mayor influencia y control sobre los determinantes de la salud y la calidad de vida de su comunidad (OMS, 1998).

¿Cuáles son las áreas de aplicación de este modelo de empoderamiento?

Antes de comenzar este apartado, sería interesante mencionar que todas las áreas de aplicación deberían contemplar alguna de las cinco áreas de acción mencionadas en la Carta de Ottawa (1986; citado en OMS, 1998): establecer una política pública saludable, crear entornos que apoyen la salud, fortalecer la acción comunitaria para la salud, desarrollar las habilidades personales, y reorientar los servicios sanitarios.

A continuación se mencionarán algunas áreas de aplicación encontradas dentro del ámbito de salud:

Cáncer de pulmón

En una revisión sistemática realizada por Solà y Subirana (2006), se concluye que los programas de intervención multidisciplinares en los que se incluye intervención psicoterapéutica (que a su vez incluye el componente de empoderamiento) contribuyen a que el paciente afronte de una forma efectiva los síntomas físicos relacionados con la enfermedad.

Enfermedades crónicas

Bonal, Almenares y Marzán (2012) mencionan que en las enfermedades crónicas el empoderamiento es importante en el tratamiento o seguimiento de este tipo de enfermedades. Todo ello debido a su propia naturaleza y al grado de exigencia que estas requieren del paciente.

Enfermedad crónica degenerativa

En 2010 tuvo lugar un Simposium Internacional sobre “Empoderamiento del paciente con enfermedad crónica degenerativa” en el que enfatizaron en la necesidad del empoderamiento en las enfermedades crónicas debido a que los programas actuales de salud no responden a las necesidades de los pacientes crónicos.

Resalta que tiene que haber una participación activa en educación sanitaria y que siempre hay que respetar la voluntad del paciente. Algunas de las enfermedades para las que se propone este tipo de programas es: síndrome metabólico, riesgo cardiovascular, diabetes mellitus tipo 1, etc.

Hipertensión arterial sistémica

Un artículo escrito por Cohelo, Fontão, Suely y Rezende en el año 2013 tuvo como objetivo interpretar los significados de la experiencia de la enfermedad y del tratamiento en personas con hipertensión arterial con el fin de aumentar el empoderamiento y el autocuidado de estos.

Denge

Cáceres-Manrique, Angulo-Silva y Vesga-Gómez (2010) realizaron un estudio con el fin de determinar la eficacia de la movilización y comunicación social para mejorar y lograr el empoderamiento de las medidas de control del Denge. Mediante este estudio recomiendan incentivar e integrar a la comunidad para obtener empoderamiento y éxito en el control de esta enfermedad.

Enfermedad renal

En una revisión realizada por Quevedo (2012), se menciona la importancia del empoderamiento a los pacientes de enfermedad renal por parte de las enfermeras. Esto es así ya que el tratamiento de enfermedad renal tiene efectos negativos en la calidad de vida de los usuarios y de sus familiares.

Prevención de trabajadores en trastornos musculoesqueléticos

El objetivo es presentar los fundamentos y atributos principales de las intervenciones de ergonomía participativa, cuyo carácter esencialmente participativo puede resultar de interés y servir como modelo para la acción preventiva en otros ámbitos, tanto de la salud laboral en particular como de la salud pública en general. Tal y como indican García, Gadea, Sevilla, Genís y Ronda (2005) este tipo de enfermedades son las enfermedades profesionales más declaradas en España.

 También es importante mencionar que existen varias iniciativas para fomentar el empoderamiento en el ámbito de la salud. A continuación se detallarán:

Programa de autogestión de enfermedades


Es un programa de la “Stanford School of Medicine” que se dirigen a pacientes con enfermedades crónicas pretende proporcionarles a estas personas las habilidades necesarias para coordinar todas las cosas necesarias para manejar su salud, así como para ayudarles a mantenerse activos en sus vidas.

Escuelas para pacientes

Existen diversas escuelas para pacientes en las que se les enseña a auto-cuidarse. Ejemplo de ello son: “Escuela de Pacientes de Andalucía”, “Universidad de Pacientes de Cataluña”, Escola Galega de Súde para Ciudadáns (Galicia), Paziente Bizia-Paciente Activo (Euskadi), Escuela de Salud y cuidados de Castilla-La Mancha, etc. Es importante mencionar, que muchas de estas escuelas utilizan la metodología Stanford (Nuño-Solinis, Rodríguez-Pereira, Piñera-Elorriaga, Zaballa-González y Bikandi-Irazabal, 2013).

Antes de finalizar con este apartado, sería importante destacar que el empoderamiento no solo se aplica en salud, sino que se utiliza en diferentes ámbitos como pueden ser: empoderamiento de la mujer, empoderamiento económico, empoderamiento organizativo, empoderamiento personal, etc.

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Conclusiones

Creo que la evolución de paciente pasivo a paciente activo (o paciente empoderado) es muy importante para la sociedad y para las personas con enfermedades crónicas. Tal y como se ha comentado anteriormente, empoderar a los pacientes tiene efectos positivos sobre ellos, ya que les ayuda a adquirir control sobre su propia vida, les ayuda a tener confianza en sí mismos, les hace partícipes de las decisiones que tienen que tomar en lo que a su salud se refiere, etc.

Referencias bibliográficas

  • Bonal, R., Almenares, B. H. y Marzán, M. (2012). Health coaching: a new approach to the empowering of the patient with non-communicable chronic diseases. Medisan, 16(5), 773-785.
  • Buelga, S. (2007). El Empowerment: la potenciación del bienestar desde la psicología comunitaria. En M. Gil (Dir.), Psicología Social y Bienestar: una aproximación interdisciplinar (pp.154-173). Universidad de Zaragoza. 
  • Cáceres-Manrique, F. M., Angulo-Silva, M. L. y Vesga-Gómez, C. (2010). Eficacia de la movilización y la participación social para la apropiación o “empoderamiento” (empowerment) de las medidas de control del dengue. Biomédica, 30, 539-550.
  • Coelho, S. M., Fontão, M. M., Suely, M. y Rezende, E. M. (2013). Experiencia de la enfermedad y del tratamiento para la persona con hipertensión arterial sistémicaâ?¯: un estudio etnográfico. Revista Latino-Americana Enfermagem, 21(5), 1-8. 
  • Erazo, M. I., Jiménez, M. C. y López, C. (2014). Empoderamiento y liderazgo femenino; su papel en la autogestión comunitaria en el corregimiento El Hormiguero - Valle del Cauca. Avances En Psicologia Latinoamericana, 32(1), 149-157. doi:10.12804/apl32.1.2014.10
  • García, A.M., Gadea, R., Sevilla, M. J., Genís, S. y Ronda, L. (2005). Ergonomía participativa: empoderamiento de los trabajadores para la prevención de trastornos musculoesqueléticos. Rev Esp Salud Pública, 83(4), 509-518.
  • Nuño-Solinis, R., Rodríguez-Pereira, C., Piñera-Elorriaga, K., Zaballa-González, I. y Bikandi-Irazabal, J. (2013). Panorama de las iniciativas de educación para el autocuidado en España. Gaceta Sanitaria, 27(4), 332-337.
  • Organización Mundial de la Salud. (1998). Promoción de la Salud: Glosario. Ministerio de Sanidad y Consumo: Ginebra. Recuperado de https://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/docs/glosario.pdf
  • Organización Mundial de la Salud. (2010). Empoderamiento  del  usuario de salud mental. 
  • Quevedo, L. (2012). La prevención de la enfermedad renal, un nuevo reto para la enfermera. Revista Colombiana de Enfermería, 7, 140-145.
  • Rappaport, J. (1981). In praise of paradox: A social policy of empowerment over prevention. American Journal of Community Psychology, 9(1), 1-25.
  • Resende, S. (2008). Promoción de salud “empowerment” y educación: una reflexión crítica como contribución a la reforma sanitaria. Salud Colectiva, 4(3), 335-347.
  • Solà, I. y Subirana, M. (2006). Efecto de las intervenciones no invasivas en el bienestar y la calidad de vida de los pacientes con cáncer de pulmón. Psicooncología, 3(2), 423 430.