La baja tolerancia a la frustración es un tema que está a la orden del día y que le pasa a muchas personas. Por eso, en la entrada de hoy vamos a explicar qué es, qué consecuencias tiene y qué podemos hacer para aumentar la tolerancia a la frustración.

¡Comenzamos!

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¿Qué es la frustración?

La frustración es el acto de frustrarse. Como podemos leer en el diccionario de la Real Academia de la lengua Española (RAE) frustrarse se define como: "privar a alguien de lo que esperaba". En otras palabras, puede ocurrir cuando las cosas no salen como queríamos o como habíamos planeado.

Ahora bien, puede existir una alta tolerancia a la frustración o una baja tolerancia a la frustración. A continuación, explicamos la diferencia entre ambas:

  • Alta tolerancia a la frustración. Ocurre cuando una persona acepta que la frustración es parte del proceso. 
  • Intolerancia a la frustración. Cuando no aceptamos que nos puede ir mal o nos puede ir como no esperábamos. 

La baja tolerancia a la frustración, también conocida como poca tolerancia a cometer errores o fallos, es algo que le pasa a muchas personas.  Este término lo mencionó por primera vez Albert Ellis, un conocido psicólogo. Este psicólogo también describió las creencias irracionales de las que ya hablamos en otro artículo. 

Pongamos un ejemplo para poder entenderlo mejor. Imagina que te quieres sacar el carnet de conducir y que has empezado las clases prácticas. Una persona con alta tolerancia a la frustración aceptará como parte del proceso que los primeros días cometerá errores (se le calará el coche, no sabrá cuándo cambiar de marcha, etc.) y esto le motivará para seguir aprendiendo. Por el contrario, una persona con intolerancia a la frustración se enfadará porque las cosas no le salen a la primera y, es probable, que desista en el primer intento.

Lo que pretendía describir Ellis con este concepto era explicar el fenómeno de querer evitar el dolor o generar placer inmediato utilizando el estrés o el derrotismo. En otras palabras, ocurre cuando queremos dejar de sentirnos mal y utilizamos el estrés que nos genera para justificar que nos hemos rendido. Siguiendo el ejemplo anterior sería cuando dejamos de lado el carnet por no sentirnos mal por los errores que cometemos. 

También podríamos decir que estas personas buscan el placer inmediato y que, si esto no ocurre, también les genera malestar. Es decir, buscan constantemente experiencias que tengan un placer o una recompensa inmediata y evitan experiencias que tienen una recompensa o placer diferidos. 

Consecuencias de la baja tolerancia a la frustración 

Una persona con baja tolerancia a la frustración podría sufrir algunas de las siguientes consecuencias:

  • Abandonar constantemente las cosas que empieza. Si tenemos intolerancia a la frustración abandonaremos o dejaremos de lado la mayoría de las cosas que nos puedan generar estrés o malestar. Como consecuencia, nos perderemos muchas cosas de la vida. 
  • Ansiedad cuando algo no sale como se espera. Es normal que cuando algo no sale como esperábamos tengamos podamos sentir algún síntoma de la ansiedad. Sin embargo, estas personas suelen presentar síntomas de manera más intensa y durante más tiempo. 
  • Evitación de situaciones. Si saben que algo no va a tener una recompensa inmediata o valoran que les puede generar estrés, suelen evitar y huir de este tipo de situaciones. 

Esas son las más usuales, pero también pueden ocurrir las siguientes: 

  • Poca habilidad para resolver conflictos y tomar decisiones 
  • Pensar mucho en el presente, pero no en el futuro
  • Desmotivación constante 
  • Miedo a fracasar

¿Qué podemos hacer para aumentar la tolerancia a la frustración?

Es importante que, si has detectado que lo anterior te puede estar ocurriendo, utilices una serie de técnicas para desarrollar la tolerancia a este fenómeno.

Antes de pasar a explicar cuáles son estas técnicas es importante mencionar que tener poca tolerancia a la frustración, como algo aislado y pasajero, es normal. El problema viene cuando se convierte en algo usual o dejamos que nuestra vida se dirija por ello. En otras palabras, se convierte en problema cuando nos causa inconvenientes en nuestra vida diaria. 

Algunas de las técnicas o herramientas que recomendamos son las siguientes:

  1. Establece metas realistas para tu vida. En muchas ocasiones nos frustramos porque queremos alcanzar metas que, de entrada, son inalcanzables. Por eso, es muy importante que intentes establecer objetivos alcanzables.
  2. Piensa en si tienes alguna creencia irracional. Como comentamos en el artículo sobre pensamientos irracionales, los pensamientos irracionales son aquellos que aparecen que no son reales y que nos generan mucho malestar. Analiza a ver si detrás de la situación hay algún pensamiento de este tipo. 
  3. Analiza qué situaciones son las que te generan más frustración y ponlas en práctica. Piensa a ver cuáles son aquellas situaciones que más malestar te generan e intenta practicar. 
  4. Acepta que los errores son parte del proceso. Si de entrada contemplamos que podemos cometer errores en el proceso y estos errores ocurren tendremos más probabilidades de aceptarlos. 
  5. Acepta que todo el mundo puede cometer errores. Entiende que los errores son parte de la vida y todo el mundo los comete.
  6. Reestructura tu pensamiento. Analiza cuáles son los pensamientos más usuales cuando te ocurre esto e intenta reestructurarlos mediante la técnica ABCDE
  7. Acepta que la frustración es normal y es parte de todo el proceso. Si aceptamos que nos podemos sentir frustrados y que esto es normal, cuando nos sintamos así no desistiremos.
  8. Pide ayuda. Si poniendo estás herramientas en práctica sigues con una baja tolerancia a la frustración o si crees que necesitas una ayuda extra, te recomendamos que te pongas en contacto con un profesional de la salud mental con el objetivo de que te pueda guiar en el proceso. 

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Conclusiones 

La frustración es lo que se genera cuando algo no sale como esperábamos. Por un lado, hay personas con alta tolerancia a la frustración y, por otro lado, personas con baja tolerancia o intolerancia a ella. En este último caso lo que ocurre es que las personas empiezan a evitar situaciones, a sentir ansiedad, etc. cuando creen que algo no va a salir como esperan o cuando creen que no van a tener una recompensa inmediata. Existen diferentes estrategias para poder hacerle frente a este problema.