En muchas ocasiones, ya sea por desconocimiento o por la semejanza que, a simple vista, pueden tener los trastornos alimenticios, tendemos a confundir ciertos conceptos. Sin embargo, a la hora de referirse a ellos, es importante hablar con propiedad ya que cada uno de ellos representa una realidad muy distinta para las personas que los padecen. Por ello, aquí queremos hablarte de las diferencias entre anorexia, bulimia y trastorno por atracón.

La anorexia

Se trata, fundamentalmente, de un trastorno que afecta a la conducta alimentaria propiciando que el individuo restringa su propia ingesta de alimentos. Esto da lugar, en un lapso reducido de tiempo, a una pérdida considerable de peso que, con el paso del tiempo, acaba conllevando desnutrición. De hecho, ocasiona que el organismo del sujeto no sea capaz de realizar correctamente sus funciones vitales necesarias en función de su sexo, su edad y su desarrollo. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, es frecuente que el propio cuerpo suprima la menstruación. Esto es lo que se conoce como amenorrea.

Además, este problema no solo conlleva la reducción de la ingesta de alimentos, sino también otras muchas conductas encaminadas a la pérdida de peso. Este es el caso del abuso de diuréticos y laxantes, la actividad física intensa o la provocación del vómito.

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Paradójicamente vivimos en una sociedad que critica la anorexia e idolatra la delgadez como símbolo de belleza, ejerciendo una presión constante que tiene mayor impacto en las personas adolescentes.

Es un trastorno diez veces más frecuente en las mujeres que en los hombres y suele dar comienzo antes de cumplir los 20 años. De hecho, se estima que un 1 % de adolescentes lo sufren.

vivimos en una sociedad que critica la anorexia e idolatra la delgadez como símbolo de belleza.

La bulimia

Este trastorno se caracteriza por conllevar la pérdida de control de los impulsos respecto a la alimentación. Esto se traduce, en primer lugar, en atracones desmedidos y constantes de comida para, posteriormente, llevar a cabo una serie de conductas inadecuadas con el propósito de controlar su peso. Estamos hablando, por ejemplo, del uso excesivo de diuréticos y laxantes, de ayunos diarios y lo que es más habitual, de vómitos autoinducidos.

La principal diferencia con el trastorno anterior la marcan dichos atracones de comida. Sin embargo, como comprenderás más adelante, no hay que confundir este problema con el que explicaremos a continuación. En cualquier caso, el síntoma más habitual de dicho trastorno no es la pérdida continuada de peso, sino los cambios bruscos del volumen corporal.

El trastorno por atracón

Las diferencias entre este trastorno y el anterior son sutiles, motivo por el que muchas personas tienden a confundirlos y por el que, en estas líneas, vamos a definirlo con especial precisión.

Este trastorno alimenticio se caracteriza, al igual que el anterior, por ingestas compulsivas de alimentos en breves lapsos de tiempo, lo que conlleva que el sujeto afectado tenga la sensación de que ha perdido por completo el control sobre su alimentación. Esto genera en él una sensación preocupación y angustia excesiva por los perjuicios que, en su cabeza, esto pueden conllevar para su imagen física. Tanto es así que, en muchos casos, esas comidas abundantes las realiza a escondidas.

Puede que este trastorno y el anterior te parezcan idénticos, pero no lo son. En este caso, el paciente no se induce vómitos ni asume cualquier otra conducta perjudicial para compensar la ingesta abusiva de comida. Por lo tanto, su peso tiende a crecer o, en su defecto, a mantenerse estable, lo que dificulta enormemente su diagnóstico. De hecho, es habitual que se detecte cuando el sujeto ya tiene síntomas propios de la depresión.

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Un trastorno que puede mutar

Otra de las principales problemáticas de este trastorno es que, con el paso del tiempo, puede transformarse en cualquiera de los dos que hemos citado anteriormente. Para ello, solo hace falta que el paciente reduzca ostensiblemente su ingesta de alimentos o que adquiera conductas inadecuadas  posteriores a las comidas. Este es el motivo por el que la detección precoz es tan importante en este tipo de casos. No hay que olvidar que, en casos extremos, pueden llegar a ocasionar daños irreversibles en el organismo e, incluso, la muerte.

En definitiva, como habrás podido ver, anorexia, bulimia y trastorno por atracón no son lo mismo, si bien es cierto que se trata de tres problemas de salud que pueden conllevar graves perjuicios para el bienestar del sujeto afectado. Hay que estar especialmente atento a los síntomas en personas cercanas adolescentes para evitar que el trastorno se torne grave y poner al sujeto lo antes posible en manos de un psicólogo especializado.